martes, 1 de marzo de 2022

Relató infimo

 Luego de tanto trabajo,

en mil noches

terminé mi barco,

lo forjé de papel, lleno todo esmero.

me dispuse a embarcar en la bahía de los labios.

preparé solo lo necesario,

dispuse de un traje de buzo

- ese que se asemeja al de astronauta -

en busca de nuevas estrellas submarinas.


Zarpe junto a la tarde

mientras mi mano se deslizaba

de la nuca a su cuello.

Fuí diminuta entre sus labios,

del tamaño perfecto para abordar mi nave.


La marea en su piel

daba la impresión de estar en calma,

mantuvo la quietud breves momentos

antes de naufragar hacia una de sus islas volcánicas

que inspiraba ser recorrida

fué tan fuerte la erupción

que mi presencia provocó

 me ví siendo catapultada de regreso a mi barco.


Si más remedio zarpe,

dejando la corriente me llevara al sur

sentí el cambio de las aguas,

eran tibias y por momentos

los escalofríos eran evidentes en su piel,

recorrí tanto como pude sus mares.

Besé con mi nave cada uno de sus lunares,

de su cuerpo, con enfasis en su abdomen y su espalda

volví a naufragar por sus piernas y pantorrillas

sentirla hizo que mi brújula perdiera dirección.


Al reencontrar el norte

divicé una caverna,

el lugar perfecto para explorar,

vestí mi traje de buzo y me lancé

sin afán de querer volver a la superficie

deseé morir entre los espasmos de sus paredes

ahogada en explosiones y karma.




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