Cuando vale verga el mundo
Defines el sentir como la magia.
Adyacente a las vísceras que tú nunca podrás ver,
Que yacen ahí junto a la bilis
Y detienen todo.
Hasta el regurgitar de las pulsaciones
Signo del ataque de pánico que no controlas.
Y te quedas en un lapso de shock anafiláctico,
Disolviéndote de poco a poco,
Hasta recuperar la cordura.
Y notas de nuevo las variantes del rojo
Que por obvias razones no son sangre
Simplemente son los matices cálidos de la luz.
Que trasciende el vitral de tu ventana al amanecer.
Hasta que te calla y consigues volver a dormir.
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